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Niltze :)



No soy una escritora (no lo pretendo), sólo soy una loca más, en búsqueda de liberación y expresión mental, gracias por su atención...
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lunes, 12 de marzo de 2012

Dónde quedó la masculinidad?

Para esta entrada y antes de llegar a ciertas conclusiones tuve que leer un libro de chorrocientas mil paginas el cual se mi hizo interesanta compartir con ustedes.


Actualmente pocos hablan, muchos conocen, pero sólo algunos comentan acerca de la llamada “crisis de masculinidad”,  donde el emporio de la mujer ha sido aceptado y ha tenido mayor auge que en los últimos años. Anteriormente,  se pensaba que a los hombres les beneficiaba ser agresivos, vigorosos, volubles y poco juiciosos, dónde la típica virilidad supone valor físico, rapidez y el empleo de la fuerza violenta; en cambio las mujeres debían ser tímidas, mantenerse en la distancia, estar programadas biológicamente para engendrar, hacerse cargo de las labores domesticas como atender  el hogar, la crianza y educación de los hijos.
Durante mucho tiempo han existido estereotipos sobre lo que significa ser varón, esto tiene una fuerte influencia en la manera en cómo los hombres se ven a sí mismos y en sus relaciones con los demás, particularmente con las mujeres. Por años los hombres han culpado a las mujeres de muchas de sus conductas, sobre todo las sexuales, creen que las mujeres son las culpables de sus instintos.

“Los hombres caen porque las mujeres les seducen”.
(no me chinguen,  vil y falso)

Sin embargo, esto tiene un trasfondo que va más allá de culpar o no a las mujeres por las conductas de los hombres. Son los hombres quienes se preocupan por saber  si el departamento fálico es el adecuado, no las mujeres, todo esto se encuentra basado en el miedo que sienten al ridículo, a no desempeñar un papel sexual adecuado a los estándares que marca la sociedad (masculina) en general. Así mismo, los hombres equiparan el pene a la masculinidad (lo cual se me hace ABSURDO), pues el estereotipo cultural de ésta, es representado por un “falo grande”, potente e insaciable, unido a un hombre estupendo, auto-controlado, experimentado y competente en el momento de cumplir sexualmente a una mujer.  Por ende, cuanto más se definan los hombres  así mismos en función de sus destrezas sexuales más probabilidades tienen de sentirse imperfectos, incapaces de hacer lo que otros parecen realizar sin esfuerzo, por lo que su autoestima se ve destruida presentando una mayor ansiedad y al mismo tiempo síntomas de malestar y mala salud.
Hace un siglo, ser hombre significaba ser un dirigente en la vida pública, un patriarca; ser varón era la definición misma de la salud y la madurez, pero conforme han pasado los años, este estereotipo de varón se ha visto modificado a medida que las revoluciones sociales han afectado sus  vínculos sociales, familiares y laborales.

“La masculinidad no es algo que viene dado, algo con lo que se nace, sino que se alcanza a través del triunfo y la realización.”
Durante mucho tiempo la masculinidad se asociaba al trabajo, donde los hombres se definían por lo que hacían, de tal modo que algunos hombres determinaban su vida, su identidad, la esencia misma de su masculinidad en función del éxito profesional  y laboral, orgulleciendose del trabajo que hasta hace algunas décadas sólo ellos podían desempeñar. Empero, actualmente las mujeres obtienen cada vez más ventajas y no sólo en la educación o el ámbito laboral, puesto que ahora ellas gobiernan su inteligencia y generan su propia renta, lo que da como consecuencia la existencia de una amenaza hacia el papel que anteriormente fungía el padre como proveedor y figura paterna, hoy día el hombre contemporáneo está siendo reducido al papel de semental. (Ándenle cabrones la débil se les revela)
A medida que la participación de la mujer ha aumentado en la actividad económica, ha disminuido la masculina. Los roles de la mujer van cambiando, comienzan a tener mayor presencia en el ámbito laboral, luchan por hacer latente su presencia dentro de una sociedad dominada antiguamente por los hombres, compiten con ellos por mejor educación, sueldos y puestos, de tal suerte que los hombres se encuentran cada vez más angustiados a medida que las mujeres se introducen cada vez más en su mundo, ya que van perdiendo poder, lo que pone en duda su supremacía.

“El deber de un hombre hacia su familia ha sido parte elemental de su masculinidad e independencia”.

 El aumento de familias encabezadas por mujeres ha dado como consecuencia la decadencia misma de la familia patriarcal. Para las mujeres se ha vuelto más común criar a los hijos sin hombres, lo que para los hombres representa huir o excluirse a sí mismos de la misión educadora de los hijos, dejando atrás la responsabilidad y las cargas de paternidad. Esto se debe a la capacidad  de las mujeres para ser independientes económicamente siendo a su vez capaces de mantenerse solas fuera del matrimonio. 
La masculinidad en crisis es el resultado de la evolución que vive actualmente la sociedad, los cambios ambientales, económicos y sociales que han afectado tanto a hombres como mujeres en los roles que desempeñan. La crisis de dicha masculinidad no reside en lo que los demás perciben del hombre, sino de cómo el hombre se percibe a sí mismo ante los demás, qué hace para que su imagen no se deteriore, cuál es el valor real de su papel dentro de los distintos roles que desempeña, qué conflictos internos crean esta crisis y cómo podrá combatirlos sin perder su propia identidad. Estas son algunas cuestiones que los hombres deben combatir para que dentro de un futuro su presencia no sea completamente desplazada o minimizada por la de las mujeres.

En conclusión
Hombres: No se apendejen porque las mujeres vienen recio y con todo
Mujeres: recuerden que no podemos vivir con ellos y sin ellos, porque a pesar de todo siempre los vamos a necesitar
Moraleja: hagan el AMOR y no PENDEJADAS